Aureola, cangrejo, caña, cuernos arietinos, cruz, diadema,
espiga, faja, flores, galera, hiedra, laurel, loto, mirto, modio, nimbo, olivo,
pámpanos, petazo, piel de león, píleo, pino, rayos, rostro de naves, serpiente,
torre tiara, trompa de elefante y velo, son elementos con los que eran
adornadas las cabezas de los emperadores romanos o los Dioses y deidades que
aparecían representadas en las monedas, aunque no todas se usaron en el periodo
del Bajo Imperio Romano.
Centenionalis a nombre de Constancio Galo
La corona era el premio con que
se distinguía a los destacados en el cumplimiento de su cometido. En los
funerales romanos se solían colocar a los lados del difunto para hacer
ostentación de su valía y grandeza.
Follis a nombre de Crispo, con corona de laurel
La corona
de laurel, la más usada durante el Alto Imperio y los inicios del Bajo Imperio, fue Julio Cesar quién
comenzó a ceñirse sobre la cabeza una corona de laurel, aunque la usaba de oro,
como símil de su gran poder, las malas lengua dicen que era para disimular la
alopecia que padecía, cuajó su moda y cuando su hijo adoptivo, Octavio Augusto
fundó el Imperio Romano, se hizo representar en sus monedas con corona de
laurel, entre otros tocados, hecho que perduró en la cultura romana hasta que
Constantino I pusiese de moda la diadema.
Como vimos, el
laurel simboliza la victoria moral de una mortal, Daphne, sobre todo un Dios,
Apolo. Por este motivo a los generales victoriosos en hazañas bélicas se les
concedía este honorable galardón.
Corona
cívica, consagrada a Júpiter, formada con ramas de roble o encina, rara vez
de hiedra. Era concedida a el ciudadano romano que librara otro de la muerte,
por diferentes causas. Al igual que pasa con la anterior, como padres,
protectores y salvadores del pueblo, los emperadores las recibían.
Corona
mural o torreada, poco representada durante este periodo en sus monedas,
aunque sí era concedida a quién se lo merecía. Construida en oro habitualmente,
representaba un lienzo de muralla con almenas, concedida al primero en asaltar
o escalar una muralla o fortaleza en el transcurso de un asedio.
Follis a nombre de Licinio II, con corona radial
Corona
radiada o de rayos, su uso en la moneda se inició con la consagración de
Octavio Augusto, haciendo referencia a
su relación con lo divino. Su uso se
extendió sobre las moneda romana en las métricas de Dupóndio, a partir de Nerón
y en Antoninianos, con Caracalla, en las que el retrato de Emperador se
representaba con corona radial. Fue Constantino I y su familia quien dejó de
acuñarlo, aunque en este último periodo solo hacía referencia a su símil con el
Dios Sol del que era ferviente seguidor en esta etapa de su vida. A partir del
momento en que Constantino se decantase por la religión cristiana, dejó de
aparecer este retrato en la moneda.
Centenionalis a nombre de Valentiniano I, con diadema de perlas.
Diadema,
Constantino I, comenzó a usarla para ocupar el espacio de la corona de laurel,
a la que sustituyó por el simbolismo de ella. El primer emperador que la usó
fue Aureliano, llevándola decorada de perlas. Una diadema es una cinta de tela
pudiéndose fabricar de lana, lino o algodón, siendo decoradas con perlas,
rosetones y más elementos, eran símbolo Real ya que la usaban los reyes tan
denostados por los romanos, por este motivo estuvo muy mal visto hasta este
periodo.
Al igual que la corona, se ataba
en la parte trasera de la cabeza, donde colgaban los lazos o cordeles, a los
que se les conoce con el nombre de ínfulas, siendo sinónimo de poder, rara vez
se represento en una moneda un retrato con diadema o corona sin ínfulas.
Tiara,
llamada también Cydaris o Cytaris, similar a un píleo aunque rematada en dos
puntas. La usaban todas las personas en el periodo de la monarquía en Roma, solo
usándola recta o derecha los monarcas, mientras el resto la usaba inclinada. Apenas usada en el
periodo del Bajo Imperio Romano y no aparece en la moneda, sin embargo en una
moneda a nombre de Constantino I aparece tocado con tres coronas, en similitud a
una tiara.
Los retratos aparte de ir con
corona o diadema podían ir cubiertos con diferentes elementos para dar más
énfasis a su poder.
Cenetnionalis a nombre de Constantino I, con velo
Velo,
ordinariamente representaban a los sacerdotes, en cambio aparece sobre la
cabeza en las monedas a nombre de los emperadores difuntos o en su papel de
Pontifex Máximum. La última vez que aparece fue en las monedas de divinización
a nombre de Constantino I.
Piel de
León, era un signo de dominio y valor, según nos cuenta Dionisio, aparece
ocasionalmente cubriendo la cabeza del emperador para darle estos atributos, en
el periodo del Bajo Imperio Romano no era muy usado.
Cabeza de
elefante, docilidad, clemencia y sus magnifica memoria eran algunos de los
atributos que se le concedían en Roma a este magnífico animal y por ende a todo
aquel que lo llevase, al igual que la piel de león. Símbolo de África y de las
victorias obtenidas sobe los cartagineses este tocado era el emblema de esta
alegoría cuando se representaba en los reversos.
Follis a nombre de Constantino I, con casco
Casco
militar, representado de muchas formas en la moneda romana, siendo decorado
con muchos accesorios, así como corona de laurel, estrellas, y hasta el crismón.
Con el casco el gobernante quería hacer énfasis en su fuerza militar.
Para terminar hablaremos de la un
elemento que no se engloba en ninguno de los anteriores apartados y es muy poco
conocido, la aureola.
Aureola,
muy poco representada en la moneda aunque ya los griegos la esculpían sobre las
imágenes de los Dioses y los Reyes, pretendiendo simular a los rayos del Dios
Sol, pudiéndola reconocer como un aro o
disco de luz que pota tras la cabeza de quien lo porta.
Espero que estas líneas sean de
gran utilidad.
Un saludo
Bass
Buenisima aportacion Bass, aporta muchisima informacion,enhorabuena . Un cordial Saludo.Moises.
ResponderEliminarMuy interesante, muchas gracias.
ResponderEliminarGracias a vosotros por leer estas líneas.
ResponderEliminarUn saludo
Bass